Lo tengo muy claro: mañana me apunto a un gimnasio. Leyendo sobre nutrición encontré un artículo que decía que está comprobado científicamente que pensar en hacer ejercicio durante todo el día engorda. Este pensamiento provoca que comas más ya que tu mente asume que vas a hacer dicho ejercicio... Y sí, sí... yo soy la típica que todos los días piensa que mañana es el momento perfecto para volver al spinning...¡Menudo alivio, yo que achacaba mi subidita de peso a mis galletitas furtivas! No sé hasta qué punto esto tendrá mucho rigor científico pero lo que sí he comprobado es que muchas veces mi mañana desfigura mi presente por no decir mi cintura y que mis pensamientos por sí solos no se van a subir a la bici. También tengo claro que poner en orden mi cabecita es toda una aventura y que si encomiendo a Dios mis obras, Él se encargará de dar el equilibrio perfecto a mis pensamientos, bien sea para mejorar mi salud o simplemente para aprender a decir te quiero.
Decidido: pensaré primero en Dios, le contaré cada uno de mis planes y dejaré que Él me sorprenda con el resultado... Creo que me voy ahora mismo al gimnasio.
Proverbios 16:3
3. Encomienda a Jehová tus obras,
Y tus pensamientos serán afirmados.
©iwomaninternational 2016
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