El otro día subí a mi Instagram las fotos de mis últimas vacaciones en Benidorm. Tengo que confesar que pasé todo el tiempo con mi cámara en la mano como si de un reality se tratara e incluso llegué a comprarle un traje de buzo... para que no se me ahogase la "pobrecita". Y es que últimamente hasta duermo con mi cámara cerca, junto con el corrector de ojeras y el lápiz labial, porque una nunca sabe cuando aparecerá el selfie de su vida y obviamente quiero salir lo más natural posible y no hacer uso de esos filtros que estiran y matifican la piel. Las subí a la red social y nada... sólo 20 likes. ¡Qué sería de mí sin mi familia, mi amiga inseparable Olga y por supuesto Rocío que si yo le doy “Like” a sus fotos, ella me los da también...
¡Pero hay algo que no entiendo! Hoy sábado subo a mi Instagram una foto de mi desayuno de todos los días. Lo que pasa es que para este desayuno coloqué un pequeño escenario cerca de la ventana de la cocina para tener una mejor luz fotográfica. Sobre un mantel nuevo con la etiqueta puesta todavía, me dispongo a poner una ración de tortitas de avena con fresas y batido de yogur, comprado en la heladería de la plaza donde vivo, que sólo está a tres manzanas de mi casa, ya que el cacao en polvo de por las mañanas no da bien en foto y por supuesto no tiene suficiente glamour. Y después de dos horas mareando a las pobres tortitas hasta encontrar su mejor ángulo, disparo, pongo el filtro Amaro y a eso del mediodía subo la foto. ¡Por fin! pero...¿cómo es posible que sólo tenga 10 likes? ¿Qué hago mal? ¿Porqué los 200 amigos que tengo en Instagran no me quieren?
No vivimos para ser aprobadas por las personas, vivimos para ser aprobadas por Dios. Necesitamos continuamente la aprobación de los demás y ser bien vistas sobre todo en los medios sociales porque pensamos que así somos más queridas y existosas. Usemos nuestro tiempo, fuerza, creatividad y talentos no sólo en estos medios, sino para Dios también. Tal vez el ochenta por ciento de tus amigos ese día no han visto tu Instagram, Twitter o Face pero Dios sí.
Texto de referencia:
2 Timoteo 2:15 Haz todo lo posible por ganarte la aprobación de Dios.
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