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y colorín colorado...


Ayer pasé por una carretera entre almendros en flor y naranjos... ¡delicioso, la verdad! Los colores y el aroma amenizaron mi horizonte y consiguieron endulzar el atasco de camino de vuelta a casa. Aquí, en el sur de California, los cambios de estación no son muy drásticos pero aún así la primavera se explaya en un abundante caudal de vitalidad, energía, frescura... vamos, algo así como la carta de colores cuando te atreves a cambiar de color de pelo, que si ya de por sí suponía una semana de insomnio al tener que elegir entre el rubio dorado o el rubio medio dorado, ahora hasta alguna deja de comer por los nervios de no saber si elegir el "rosa zafiro", el "chocolate mauve" o el "azul smurf", que al final se queda verde... Tengo que confesar que el púrpura claro últimamente me esta tentando pero no me combina con la mitad del armario y obviamente es cool ir a la moda, pero me aterra pensar que pudiera terminar con el llamativo complejo del "pequeño pony" despistado... Aunque ni falta que hace cambiar de tinte para echarte a temblar al ver lo pasado de moda que está tu clóset, cuando descubres que ese vestido "azulito baby" que tan bien te sentaba el año pasado pierde su "Serenity" al quedar en evidencia ante el azul "Niágara" más fashion de este verano, con una frustración tal que en un inexplicable arrebato de osadía, decides usar tu camiseta "rosa palo" para teñirte el pelo "Cherry coke" y así al menos que sea la camiseta la que termine embadurnada del "Gold rose" deseado... Colores, colores y más colores... una maravillosa paleta de tonalidades que influyen en nuestros sentimientos, activan nuestra conducta y revelan nuestro mundo interior.

Todas queremos colorear nuestro mundo de tonos luminosos y efervescentes que reflejen ilusión, alegría, prosperidad, amor... pero la vida a veces se empeña en mostrarnos su cara más oscura. Es posible que un desamor, una enfermedad, la falta de trabajo o de perdón quieran ensombrecer nuestro cielo con matices que anochecen.

Sin embargo no debemos dejar que sean las circunstancias o los demás, los que decidan el color de nuestros días. Nosotras tenemos la capacidad de elegir el color de nuestras tormentas. Para ello, Dios nos ha dotado de un pincel llamado voluntad que nos ayuda a pintar con tonalidades luminosas nuestros momentos más sombríos. Aprendamos a usar correctamente este pincel con tonos que revelen la luz de su reino.

Decidido: Esta primavera vestiré mi alma de blanco nieve, azul cielo y verde esperanza y colorín colorado...

Textos de referencia:

Isaías 9:2 El pueblo que andaba en tinieblas vio gran LUZ; los que moraban en tierra de sombra de muerte, LUZ resplandeció sobre ellos.

1 Tesalonicenses 5:18

18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.


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