Me he mudado recientemente de ciudad. La verdad es que llevo ya quince años fuera de mi país y este es mi tercer destino. Desde el primer viaje, siempre me ha acompañado una pequeña caja donde guardo fotos de mi familia, cartas especiales y recuerdos que me ayudan en los días melancólicos, porque las que vivimos alejadas de nuestra tierra sufrimos de un extraño mal de amores que de vez en cuando nos hace lagrimear como si no hubiera un mañana. Pero en este último destino esa caja estaba demasiado pesada, con recuerdos que ensombrecían mi horizonte ante una visita inesperada: la visita de la sra. traición. Si, si… una traición devastadora que llenó mi alma de lágrimas teñidas de desilusión.
Y es que cuando tu mejor amiga te hace llorar, sientes que tu corazón se desvanece y que tu mundo se tambalea al ver que los cimientos de la lealtad se tornan ilusorios y amedrentan tu capacidad de confiar.
¿En qué punto nuestro valiosísimo tesoro de sonrisas compartidas, secretas confidencias y oraciones infinitas dejó de tener el más mínimo valor para esa persona que te ha visto, reír, llorar, crecer y en definitiva vivir?
Pero la traicíon nunca golpea sola. Sus inseparables amigas la amargura, la rabia, y la tristreza, se asoman a nuestra puerta con la intención de insensibilizarnos, atrapando nuestro corazón en un frialdad que nos aisla y envenena. Dios no quiere que tengamos un corazón de piedra y mucho menos que nadie nos robe la capacidad de amar, que en definitiva es nuestra tarea. La amistad es una joya que hay que saber cuidar con esmero y aunque la reconciliación sea un opción a veces inalcanzable, el dejar que Dios enjugue esas lágrimas usando como pañuelo el perdón, es la única receta para que la esperanza de poder amar y confiar en los demás se mantenga siempre viva. Decidido: Cerraré la puerta a la traición y a sus amigas y le pediré a Dios sabiduría para que mi corazón nunca deje de latir al saber que cerca de mí siempre habrá alguien que merezca llamarse de verdad "AMIGA".
Textos de referencia:
Proverbios 17:17Reina-Valera 1960 (RVR1960)
17 En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
Juan 15:12-13
12 Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado. Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos.
Salmo 55
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